La crónica, por Rolcon y María Eugenia Pereyra


Parte 1, por Rolcon

Iba a hacer una filmación, pero como Forjadores es un ámbito en el que se trabaja con la "escribilidad", debo escribir lo que está sucediendo en este momento en las calles de Boedo (barrio tradicionalmente poético popular combativo de BsAs).

Desde antes de la medianoche, entre el doce y trece de marzo, fueron acercándose las masas que participan de los festejos del primer año de existencia de Forjadores, sabiendo que sólo se trata del primer festejo de miles que se sucederán.

Está programado un espectáculo de fuegos artificiales. Todos saben que éstos serán inesperadamente superiores a los que Gandalf preparó para el cumpleaños de Bilbo.

Mientras esperan, y al sonar de tambores retumbantes con un complicado ritmo que resuena a canbombe (no confundir con candomblé, que acá todo es fantástico pero no negro), milonga y el solo de batería de Bonzo en el Madison, las gentes ululan suavemente manteniendo la cadencia de vuelo de las toneladas de papel picado (ecológico, of course, que nadie quiere joder ni a Gualeguaychú ni a Uruguay), danzan con aire élfico, comparten ambrosía y néctar, se palmean familiar y afectuosamente los brazos antes de darse el rudo abrazo de amigos, encuentran amores perdidos, renuncian a la cotidianeidad y echan (y antes de echarlos los hacen) conjuros de alegría, vida y afecto.

En la esquina, la banda de los poetas eglógicos y sencillos, manteniendo la síncopa que un grillo les marca, recitan al unísono pero no con única voz, poemas y canciones que encantan a mariposas, polillas y hasta mosquitos, que dejan de picar a la gente para seguir danzando.

Todos esperan ansiosos los fuegos artificiales.

Y empezamos, ya: DIEZ, NUEVE, OCHO, SIETE, SEIS, CINCO, CUATRO, TRES, DOS, UNO... AAAHHHHOOOOORAAAAAA.

¡¡¡Estallan los fuegos!!!

Se arma un yunque, negro él como buen yunque, con algunos brillos en las zonas de mayor uso. Y todos entendemos por qué se esperó a las once de la mañana, momento inusual para fuegos artificiales: fahhh, fuegos artificiales negros. ¿Qué habrán usado para lograr ese estallido de negros tan brillantes, tal vez carbón activado con microporos, permanganato, qué, voto a bríos y a tíos?

Y ahora surge un martillo que es una vieja lapicera Parker que, además, tiene forma de teclado (de computadora, no de piano u órgano, no confundir) y golpea con gentileza y amabilidad al yunque, que vuelve a deslumbrar en su negritud (otra que Bohr y su cuerpo negro... que los quantos enceguecen a unos cuantos) y le va surgiendo una hoja escrita a través de un monitor con palabras que nadie entiende pero todos sabemos qué significan... Cada letra de un color nuevo, las hay cian, azul Prusia, magenta, carmín, amarillo mandarín, amarillo lama y amarillo oro, naranja con olor a las ídem, un rosa que de tan viejo es nuevo, verde pastito, verde palo borracho, verde pino, verde alerce y verde jazmín.

No podemos evitarlo, desde los poetas eglógicos y sencillos, desde el grillo, las mariposas, luciérnagas (que prenden y apagan suavecito siguiendo las luces de este hermoso día brillante, más brillante por los fuegos artificiales), polillas y mosquitos, murgas, congas y taitas y hasta nosotros los comunes y corrientes que pasamos grises por la vida de casi todos, emitimos un ¡¡¡Ooooohhhhhh!!! arrullador y se nos caen lágrimas de emoción y alegría.

Es todo tan... tan... TAN que no sabemos cómo expresarlo y reconocerlo.

Los vendedores de sánguches de chorizo y milanesa junto con los cocacoleros entran a repartir gratis sus viandas, entremeses y bebestibles, mientras todos los chicos de todas las escuelas revolean sus cuadernos y hojas, enseñados por maestros y profesores que disfrutan enseñando.

Las emociones y festejos, gestos, acciones y atenciones, benevolentes como nunca nos permitimos realizar, se expanden. Llegan noticias que hasta en el Obelisco se han reunido multitudes que ven simultáneamente en directo (vaya uno a saber por qué, pero parece que el aleph se aposentó en el obelisco, así que todos ven, no como si estuvieran en Boedo, sino que están en Boedo a pesar de estar en el Obelisco) y por pantallas gigantes realmente gigantes lo que está pasando allá y acá, y todos dudan de dónde es allá y acá porque acá y allá está acá (que también es allá).

A lo largo del día seguirán los festejos o no, o sí, pero de otra manera: Dele que dele en un eterno retorno plácido siempre igualmente distinto, con eventos igualmente idénticos y diferentes la alegría y placer de recién el primer año y a la espera y construcción de los eternamente miles que continuarán.

Eso, ¿vio?

Parte 2, por María Eugenia Pereyra

Hasta estas latitudes se ha visto tan magnífica celebración. El pueblo de los Osontes quiere apreciarla en todo su esplendor; unos corren hacia los cerros, otros a los monumentos se suben, por todos los rincones de las Tierras Frías vibra la emoción. Estandartes, negros estandartes y banderas plateadas con el brillante yunque enarbolan excitados, ondean con el viento anunciando a los de las Ardientes Tierras que ha llegado el momento, el magno acontecimiento. Hasta el mismo cielo se pone negro en espera del suceso: Entonces, de sus árboles salen las ninfas, de las aguas las ondinas, de sus rincones los duendes, de los bosques los elfos... y sucede: ¡Llegan los Forjadores!

Los Forjadores de sueños, los Forjadores de espíritus, aquellos tesoneros Forjadores arriban comandados por su combativa Reina Su. Un enorme séquito, también vestido de negro brillante, la sigue con paso vencedor. Atrás han dejado tendidos a aquellos monstruosos seres de la Tierra del Miedo, de la Comarca del Olvido, del Reino de la Vergüenza, todos aquellos engendros que esclavizaban las mentes del pueblo de los Osontes del Sur y del Norte. Y en ese momento... brillan los extraños fuegos artificiales de las Tierras del Sur. Luego, como si proviniera de la nada, de lo perdido en el tiempo, la música élfica envuelve aquellas multitudes, es dulce, es meláncólica, es hipnotizante y todos guardan silencio... Pero de repente estalla un grito, como si fuera de un sólo Osonte, como si proviniera de una sola garganta: ¡Arriba Forjadores!

© 2007 Rolcon
© 2007 María eugenia Pereyra

Esta obra se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. La imagen que acompaña esta publicación fue descargada de PIXABAY y es de dominio público.

Conversación en la Forja

No hay comentarios.

Publicar un comentario